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La
XII Cumbre de la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra
América (ALBA) celebrada en Guayaquil, Ecuador, demostró la pujanza y la
continuidad de desarrollo de ese bloque integracionista, símbolo de la
unidad entre los gobiernos y los movimientos sociales de la región...
Lídice Valenzuela García
El ALBA ha constituido uno de los símbolos de garantía de los derechos sociales de los pueblos. (Foto: AFP)
Sobre
la necesidad de la integración latinoamericana el compañero Fidel
Castro dijo en la plaza aérea del silencio, en Caracas, Venezuela, el 23
de enero de 1959. “(...) si queremos salvar a la
América, que si queremos salvar la libertad de cada una de nuestras
sociedades, que, al fin y al cabo, son parte de una gran sociedad, que
es la sociedad de Latinoamérica; si es que queremos salvar la revolución
de Cuba, la revolución de Venezuela y la revolución de todos los países
de nuestro continente, tenemos que acercarnos y tenemos que
respaldarnos sólidamente, porque solos y divididos fracasamos”.
La
coincidencia de posiciones entre los gobiernos y los movimientos
sociales radicados en las naciones miembros de la Alianza Bolivariana
para los pueblos de nuestra América (ALBA) ratifica la posibilidad de
fortalecer un tejido social en que las decisiones políticas, económicas y
sociales sean tomadas en sintonía ideológica, en lo que representa un
cambio en las relaciones de poder en la región.
Así quedó demostrado en la XII Cumbre del ALBA celebrada este martes en Guayaquil, la segunda ciudad en importancia de Ecuador
y cuna del presidente Rafael Correa, cuando tras dos días de debates
más de 200 representantes de las organizaciones no gubernamentales de
los países del ALBA entregaron a los jefes de gobierno un manifiesto en
que fijan posiciones sobre el desempeño de la institución fundada por
los líderes revolucionarios Hugo Chávez y Fidel Castro.
Analistas concuerdan en que el
documento expresa la identificación espiritual, ideológica y política
con los acuerdos adoptados por los dignatarios del ALBA y el
protagonismo que deberán tener tales movimientos para garantizar el
desarrollo en ese bloque, según expresaron los gobernantes en el
encuentro sostenido por las partes en el Coliseo Voltaire Paladines Polo
como cierre de la XII Cumbre.
Estas
agrupaciones, que congregan a millones de ciudadanos unidos por un
pensamiento democrático y antiimperialista, han tenido un rol
fundamental en distintos momentos de la historia reciente de América
Latina cuando, por ejemplo, apoyaron en las calles a las naciones
contrarias a la puesta en vigor por Estados Unidos del Área de Libre
Comercio de las Américas, e integran una poderosa fuerza movilizadora en
la región latinoamericana.
Desde su fundación,
el ALBA ha constituido uno de los símbolos de garantía de los derechos
sociales de los pueblos – no solo de sus miembros- mediante la
colaboración en proyectos tan importantes como la alfabetización, la
salud pública, el deporte y la cultura. Millones de latinoamericanos y
caribeños, por ejemplo, aprendieron a leer y escribir mediante el método
cubano de alfabetización Yo sí puedo, en tanto cifras similares
recobraron la visión con la Operación Milagro gracias al trabajo
desinteresado de galenos cubanos.
También la
Alianza propició la creación por Chávez de PETROCARIBE, un ente
petrolero que vende el crudo venezolano a precios preferenciales a
naciones –en especial del Caribe y Centroamérica- cuyas endebles
economías no hubiesen podido resistir el embate de la crisis económica
mundial, y que colocó por las nubes el precio de ese producto.
La
XII Cumbre, que tuvo como política estratégica la integración
latinoamericana y caribeña, decidió fortalecer el crecimiento económico
de sus integrantes, que ahora poseen nuevas alternativas de desarrollo
con la entrada y actual presidencia temporal de Venezuela en el Mercado
Común del Sur (MERCOSUR).
Uno de los acuerdos
más importantes fue la de avanzar en la organización de una nueva y
poderosa zona económica en la que estarán integradas el ALBA, MERCOSUR y
PETROCARIBE, que hará factible el desenvolvimiento sostenido de las
economías más débiles y consolidará la unidad entre esos bloques.
Al ALBA pertenecen Venezuela, Cuba,
Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Dominica, San Vicente y las Granadinas,
Santa Lucía y Antigua y Barbuda. Como invitados especiales estuvieron en
Guayaquil delegados de Surinam, Guayana, Haití, Uruguay, Argentina y
Brasil.
En esta ocasión, una vez más se expresó
uno de los rasgos distintivos de la Alianza, que es la postura
intransigente de sus miembros ante el imperialismo estadounidense que de
manera constante amenaza y agrede a varios de sus miembros bajo formas
solapadas o abiertas, como ha hecho Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Nueva
jornada del ALBA cerrada en Guayaquil, que demostró la vitalidad del
bloque y el interés de sus líderes y movimientos sociales para afianzar
las bases en que se fundamenta –la solidaridad y la colaboración-, con
la visión de un firme desarrollo económico imbricado en las redes
integracionistas de América Latina y El Caribe.