Fidel Castro: Recuerdos imborrables (+ Fotos)
Fidel junto al Primer Ministro vietnamita Pham Van Dong en Septiembre de 1973. Foto: Estudios Revolución/Cubadebate
Hace
apenas tres días nos visitó un alto dirigente del Partido Comunista de
Vietnam. Antes de marcharse, me trasmitió el deseo de que yo elaborara
algunos recuerdos de mi visita al territorio liberado de Vietnam en su
heroica lucha contra las tropas yankis en el sur de su país.
No
es realmente mucho el tiempo que dispongo cuando gran parte del mundo
se empeña en buscar una respuesta a las noticias de que una guerra, con
el empleo de mortíferas armas, está a punto de estallar en un rincón
crítico de nuestro globalizado planeta.
Recordar,
sin embargo, los antecedentes y los monstruosos crímenes cometidos
contra los países con menos desarrollo económico y científico, ayudará a
todos los pueblos a luchar por su propia supervivencia.
El 12 de septiembre se cumple el 40 aniversario de la visita de una delegación oficial de Cuba a Vietnam.
En
una Reflexión que escribí el 14 de febrero de 2008, publiqué datos
sobre el candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos John
McCain, humillantemente derrotado en su candidatura por Barack Obama.
Este último, al menos, podía hablar en términos parecidos a Martin
Luther King, asesinado vilmente por los racistas blancos.
Obama
se propuso incluso imitar el viaje en tren del austero Abraham Lincoln,
aunque no habría sido nunca capaz de pronunciar el discurso de
Gettysburg. Michael Moore le espetó: “Felicidades, presidente Obama, por
el Premio Nobel de la Paz; ahora por favor, gáneselo.”
McCain
perdió la Presidencia de Estados Unidos, pero se las arregló para
volver al Senado, desde donde ejerce enormes presiones sobre el gobierno
de ese país.
Ahora está feliz, moviendo sus
fuerzas para que Obama descargue el mayor número de certeros cohetes con
capacidad de golpear con precisión las fuerzas vivas de las tropas
sirias.
Tan mortal es el gas Sarín como las
radiaciones atómicas. Nueve países disponen ya de armas nucleares que
son mucho más mortíferas que el gas Sarín. Datos publicados desde el
2012 informan que Rusia posee aproximadamente 16 000 ojivas nucleares
activas y Estados Unidos alrededor de 8 000.
La
necesidad de hacerlas estallar en cuestión de minutos sobre los
objetivos adversarios, impone los procedimientos para el uso de las
mismas.
Una tercera potencia, China, la más
sólida económicamente, dispone ya la capacidad para la Destrucción Mutua
Asegurada con Estados Unidos.
Israel, por su
parte, supera a Francia y a Gran Bretaña en tecnología nuclear, pero no
admite que se pronuncie una palabra sobre los fabulosos fondos que
recibe de Estados Unidos y su colaboración con este país en ese terreno.
Hace pocos días envió dos misiles para probar la capacidad de respuesta
de los destructores norteamericanos en el Mediterráneo que apuntan
contra Siria.
¿Cuál es el poder entonces de tan pequeño, como avanzado, grupo de países?
Para
extraer la enorme energía derivada de un núcleo de hidrógeno se
necesita crear un plasma de gas de más de 200 millones de grados
centígrados, el calor necesario para forzar a los átomos de deuterio y
tritio a fusionarse y liberar energía, según explica un despacho de la
BBC, que suele estar bien informada en la materia. Eso es ya un
descubrimiento de la ciencia, pero cuánto será necesario invertir para
convertir en realidad tales objetivos.
Nuestra
sufrida humanidad espera. No somos “cuatro gatos”; sumamos ya más de
siete mil millones de seres humanos, la inmensa mayoría niños,
adolescentes y jóvenes.
Volviendo a los
recuerdos de mi visita a Vietnam, que motivaron estas líneas, no tuve el
privilegio de conocer a Ho Chi Minh, el legendario creador de la
República Socialista de Vietnam, el país de los anamitas, el pueblo del
que tan elogiosamente habló nuestro Héroe Nacional José Martí en el año
1889 en su revista infantil La Edad de Oro.
El
primer día me alojaron en la antigua residencia del Gobernador francés
en el territorio de Indochina cuando visité ese hermano país en 1973, al
que arribé el 12 de septiembre después del acuerdo entre Estados Unidos
y Vietnam. Allí me alojó Pham Van Dong, entonces Primer Ministro. Aquel
recio combatiente, al quedarse solo conmigo en el viejo caserón
construido por la metrópoli francesa, comenzó a llorar. Excúseme, me
dijo, pero pienso en los millones de jóvenes que han muerto en esta
lucha. En ese instante percibí en su plena dimensión cuan dura había
sido aquella contienda. Se quejaba también de los engaños que había
utilizado Estados Unidos con ellos.
Fidel llega a la residencia de Pham Van Dong. 1973 septiembre. Foto: Estudios Revolución/Cubadebate
En
una apretada síntesis utilizaré las palabras exactas de lo que escribí
en la mencionada Reflexión del 14 de febrero de 2008 tan pronto tuve la
posibilidad de hacerlo:
“Los puentes, sin
excepción, a lo largo del trayecto, visibles desde el aire entre Hanoi y
el Sur, estaban efectivamente destruidos; las aldeas, arrasadas, y
todos los días las granadas de las bombas de racimo lanzadas con ese
fin, estallaban en los campos de arroz donde niños, mujeres e incluso
ancianos de avanzada edad laboraban produciendo alimentos.
“Un
gran número de cráteres se observaban en cada una de las entradas de
los puentes. No existían entonces las bombas guiadas por láser, mucho
más precisas. Tuve que insistir para hacer aquel recorrido. Los
vietnamitas temían que fuese víctima de alguna aventura yanqui si
conocían de mi presencia en aquella zona. Pham Van Dong me acompañó todo
el tiempo.
“Sobrevolamos la provincia de
Nghe-An, donde nació Ho Chi Minh. En esa provincia y la de Ha Tinh
murieron de hambre en 1945, el último año de la Segunda Guerra Mundial,
dos millones de vietnamitas. Aterrizamos en Dong Hoi. Sobre la provincia
donde radica esa ciudad destruida se lanzaron un millón de bombas.
Cruzamos en balsa el Nhat Le. Visitamos un puesto de asistencia a los
heridos de Quang Tri. Vimos numerosos tanques M 48 capturados.
Recorrimos caminos de madera en la que un día fue la Ruta Nacional
destrozada por las bombas. Nos reunimos con jóvenes soldados vietnamitas
que se llenaron de gloria en la batalla de Quang Tri. Serenos,
resueltos, curtidos por el sol y la guerra, un ligero tic reflejo en el
párpado del capitán del batallón. No se sabe cómo pudieron resistir
tantas bombas. Eran dignos de admiración. Esa misma tarde del 15 de
septiembre, regresando por ruta diferente, recogimos tres niños heridos,
dos de ellos muy graves; una niña de 14 años estaba en estado de shock
con un fragmento de metal en el abdomen. Los niños trabajaban la tierra
cuando un azadón hizo contacto casual con la granada. Los médicos
cubanos acompañantes de la delegación les dieron atención directa
durante horas y les salvaron la vida. He sido testigo, señor McCain, de
las proezas de los bombardeos a Viet Nam del Norte, de los cuales usted
se enorgullece.
“Por aquellos días de
septiembre, Allende había sido derrocado; el Palacio de Gobierno fue
atacado y muchos chilenos torturados y asesinados. El golpe fue
promovido y organizado desde Washington.”
Fidel visita a los combatientes vietnamitas en el campo de batalla. Septiembre de 1973
Lino
Luben Pérez, periodista de la AIN, consignó en un artículo que publicó
el 1 de diciembre de 2010, una frase que pronuncié el dos de enero de
1966 en el acto por el séptimo aniversario de la Revolución: a Vietnam
“estamos dispuestos a darle no ya nuestra azúcar, sino nuestra sangre,
¡que vale mucho más que el azúcar!”.
En otra parte del referido artículo, el periodista de la AIN escribió:
“Por
años, miles de jóvenes vietnamitas estudiaron en Cuba varias
especialidades, incluidos los idiomas español e inglés, mientras otro
considerable número de cubanos aprendieron allá su lengua.
“Al
puerto de Haiphong, en el norte bombardeado por los yanquis, atracaron
barcos cubanos cargados de azúcar y cientos de técnicos laboraron
durante la guerra en ese territorio como constructores.
“Otros compatriotas fomentaron granjas avícolas para la producción de carne y huevos.”
“Consistió
hecho trascendental el primer barco mercante de esa nación que entró en
puerto cubano. Hoy, la colaboración económica estatal o empresarial y
el entendimiento político entre los dos partidos y sus relaciones de
amistad, se mantienen y multiplican.”
Ruego se me excuse el modesto esfuerzo de escribir estos párrafos en nombre de nuestra tradicional amistad con Vietnam.
En
la mañana de hoy, el riesgo de que el conflicto estalle con sus
funestas consecuencias parece haber disminuido gracias a la inteligente
iniciativa rusa, que se mantuvo firme ante la insólita pretensión del
gobierno de Estados Unidos, amenazando con lanzar un demoledor ataque
contra las defensas sirias que podía costar miles de vidas al pueblo de
ese país y desatar un conflicto de impredecibles consecuencias.
El
Canciller ruso, Serguéi Lavrov, habló en nombre del gobierno de ese
valiente país y tal vez contribuya a evitar, en lo inmediato, una
catástrofe mundial.
El pueblo norteamericano,
por su parte, se opone fuertemente a una aventura política que afectaría
no solo a su propio país, sino a toda la humanidad.
Fidel Castro Ruz
Septiembre 10 de 2013
3 y 20 p.m.
Fidel recorre las posiciones vietnamitas en medio de la guerra septiembre de 1973. Foto: Estudios Revolución/Cubadebate
Fidel
en Viet Nam en septiembre de 1973, en plena guerra contra el
imperialismo norteamericano y los vendepatrias del Sur, Foto: Estudios
Revolución/Cubadebate
Combatientes vietnamitas saludan a Fidel durante su visita a las zonas de combate. Foto: Estudios Revolución/Cubadebate
Combatiente vietnamita. Septiembre de 1973. Foto: Estudios Revolución/Cubadebate
Campo de Batalla. Viet Nam septiembre de 1973. Foto: Estudios Revolución/Cubadebate
Combatientes vietnamitas saludan a Fidel. Septiembre de 1973
Combatientes vietnamitas saludan a Fidel. Septiembre de 1973
Combatientes vietnamitas. Septiembre de 1973. Foto: Estudios Revolución/Cubadebate
Fidel comparte con los dirigentes vietnamitas. Foto: Estudios Revolución/ Cubadebate
*GilsonSampaio