La condición humana del Che Guevara
Via CubaDebate
Una
de las dimensiones de la revolución cubana que más preocupa a sus
enemigos es la identificación que logra y mantiene el proceso cubano con
los pueblos de todo el mundo, pese a la ya cincuentenaria campaña de
descrédito que pagan el imperialismo y las oligarquías.
Entre
las muchas razones que avalan este criterio está el absoluto respeto
por la vida humana que ha caracterizado a la revolución cubana desde la
lucha insurreccional contra la tiranía de Fulgencio Batista hasta
nuestros días.
Por eso, indigna que, en el Sur
de la Florida, los herederos de aquellos torturadores y asesinos que
huyeron a Estados Unidos en 1958 con hasta el último de los 400 millones
de dólares que había en la tesorería nacional -algunos de ellos son hoy
congresistas en Washington o parásitos multimillonarios engordados con
los aportes estadounidenses a la lucha por el regreso de la democracia a
Cuba- osen calificar de dictadura al gobierno cubano de hoy.
Y,
peor aún, que conceptúen como violador de los derechos humanos a una
personalidad tan pura y limpia de la historia de Latinoamérica y del
mundo como Ernesto Che Guevara.
La
identificación del Che Guevara con las masas populares conscientes del
continente, y de muchas otras partes del mundo, se patentiza en el hecho
de que, no obstante los recursos invertidos por el imperio y la
reacción intentado desprestigiarlo mediante la vulgarización de su
imagen cual objeto comercializable, no han podido evitar que ésta siga
acompañando a cuanta acción justa de rebeldía promovida por los más
diversos segmentos populares tiene lugar en el mundo.
El
Che es hoy estandarte de lucha de millones de jóvenes estudiantes,
mujeres, obreros, campesinos, huelguistas, indignados y ocupantes de
espacios públicos en todas partes, sin que las mentiras fabricadas en
Miami y pagadas por Washington mellen su prestigio y la capacidad
movilizadora de su ejemplo y sus ideas enraizadas en la revolución
cubana.
Che estuvo vinculado a una de las más
significativas acciones humanitarias de la revolución cubana cuando,
ejerciendo la jefatura del Castillo de la Cabaña, en La Habana,
garantizó que el principal tribunal creado para enjuiciar los crímenes
de guerra de la tiranía derrotada realizara un trabajo ejemplar por su
organización, limpio desarrollo y respeto a los veredictos de los
jueces.
Cuando se acercaba la victoria, el líder de la revolución y jefe del Ejercito Rebelde, Comandante Fidel Castro,
llamó a la población a que no se tomara la justicia por mano propia y
prometió que todos los acusados de crímenes serían juzgados con todas
las garantías que dan las leyes y sancionados conforme a la gravedad de
sus delitos.
Con ello, la revolución cubana
evitó que se repitiera lo ocurrido a la caída del tirano Gerardo Machado
en 1933, cuando centenares de acusados vinculados a la cruenta
dictadura fueron muertos y sus cuerpos arrastrados por las calles por la
ira popular sin oportunidad de defenderse ante un tribunal, porque
faltó una autoridad que garantizara al pueblo, como ocurrió esta vez,
que se haría justicia.
Se conoce que el
tratamiento al vencido con humanidad resultó una de las armas más
poderosas que tuvo el Ejercito Rebelde en su combate contra las fuerzas
de la tiranía de Batista.
Mientras las fuerzas
de la tiranía -apoyadas, entrenadas y asesoradas por militares
estadounidenses- mataban, torturaban y cometían toda clase de abusos
contra los detenidos sospechosos de ser revolucionarios, los
combatientes rebeldes respetaban los derechos humanos de los militares
que hacían prisioneros.
Esta conducta provocó en
las fuerzas gubernamentales una marcada disposición a rendirse a los
combatientes revolucionarios cuando eran conminados a ello, lo que
contrastaba con la actitud de los rebeldes de resistir siempre hasta la
muerte.
El propio Che Guevara, que era médico,
se vio muchas veces en situación de atender heridos del enemigo hechos
prisioneros antes que a los propios. Como dirigente administrativo y
como jefe militar destacó por su exigencia en el cumplimiento de los
deberes por sus subalternos, que lo acataban más por la excepcional
fuerza moral que le confería su ejemplar auto exigencia que por la
autoridad de que estaba ungido por su jefatura.
La
dimensión humana en la personalidad política de Guevara y su
pensamiento crítico y polémico acerca de la construcción del socialismo
dejaron una huella trascendental que se aprecia hoy en cada momento y en
cada estrategia cubana.
Arremeter con infundios contra la conducta ejemplar del Che, tanto en su vida privada como pública, retrata a sus detractores.
*GilsonSampaio
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