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Ser de esquerda é não aceitar as injustiças, sejam elas quais forem, como um fato natural. É não calar diante da violação dos Direitos Humanos, em qualquer país e em qualquer momento. É questionar determinadas leis – porque a Justiça, muitas vezes, não anda de mãos dadas com o Direito; e entre um e outro, o homem de esquerda escolhe a justiça.
É ser guiado por uma permanente capacidade de se estarrecer e, com ela e por causa dela, não se acomodar, não se vender, não se deixar manipular ou seduzir pelo poder. É escolher o caminho mais justo, mesmo que seja cansativo demais, arriscado demais, distante demais. O homem de esquerda acredita que a vida pode e deve ser melhor e é isso, no fundo, que o move. Porque o homem de esquerda sabe que não é culpa do destino ou da vontade divina que um bilhão de pessoas, segundo dados da ONU, passe fome no mundo.
É caminhar junto aos marginalizados; é repartir aquilo que se tem e até mesmo aquilo que falta, sem sacrifício e sem estardalhaço. À direita, cabe a tarefa de dar o que sobra, em forma de esmola e de assistencialismo, com barulho e holofotes. Ser de esquerda é reconhecer no outro sua própria humanidade, principalmente quando o outro for completamente diferente. Os homens e mulheres de esquerda sabem que o destino de uma pessoa não deveria ser determinado por causa da raça, do gênero ou da religião.
Ser de esquerda é não se deixar seduzir pelo consumismo; é entender, como ensinou Milton Santos, que a felicidade está ancorada nos bens infinitos. É mergulhar, com alegria e inteireza, na luta por um mundo melhor e neste mergulho não se deixar contaminar pela arrogância, pelo rancor ou pela vaidade. É manter a coerência entre a palavra e a ação. É alimentar as dúvidas, para não cair no poço escuro das respostas fáceis, das certezas cômodas e caducas. Porém, o homem de esquerda não faz da dúvida o álibi para a indiferença. Ele nunca é indiferente. Ser de esquerda é saber que este “mundo melhor e possível” não se fará de punhos cerrados nem com gritos de guerra, mas será construído no dia-a-dia, nas pequenas e grandes obras e que, muitas vezes, é preciso comprar batalhas longas e desgastantes. Ser de esquerda é, na batalha, não usar os métodos do inimigo.
Fernando Evangelista

sábado, abril 27, 2013

"Soy marxista", dice el Dalai Lama y detona la sorpresa de su auditorio

En una conferencia en Estados Unidos, el Dalai Lama se dijo marxista y contó anécdotas de reuniones con Mao Tse-tung
Por Moni Basu
Martes, 14 de junio de 2011 a las 13:00



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El Dalai Lama está este martes en Canberra, Australia, donde ofreció un mensaje de amor y perdón. No se reunirá con las autoridades del país (AFP). El Dalai Lama está este martes en Canberra, Australia, donde ofreció un mensaje de amor y perdón. No se reunirá con las autoridades del país (AFP).
Lo más importante
  • El Dalai Lama se proclamó como marxista en una reunión en EU con estudiantes chinos
  • Aclaró que no era leninista
  • El líder espiritual del Tibet compartió anécdotas de sus reuniones con Mao Tse-tung

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Esos estudiantes podrían liderar China un día de estos

Tsering Namgyal, escritor experto en religiones
 
El Dalai Lama renuncia a la política
(CNN) — Karl Marx dijo que la religión era el opio de las masas, así que varios se sorprendieron cuando el Dalai Lama se proclamó como marxista en una visita reciente a Minnesota.
El escritor con residencia en Minneapolis, Tsering Namgyal, escuchó la plática del Dalai Lama junto con 150 estudiantes chinos en la Universidad de Minnesota.
Luego de soprenderse por lo que escuchó, escribió de ello para Religion Dispatches, una revista en internet dedicada al análisis y entendimiento de religiones. Namgyai dijo que a la mitad de su conversación el Dalai Lama dijo: "Por lo que se refiere a las creencias sociopolíticas, me considero un marxista".
¿Es en serio? 
Esperen. Al momento el líder espiritual aclaró su posición. "Pero no un leninista", dijo.
¡Uff! Tal vez esa última parte fue suficiente para aplacar a miles de seguidores que ven al Dalai Lama como la cara de la compasión global, y sobre todo, un símbolo viviente de la oposición del gobierno chino en el Tíbet. 
El líder tibetano luego discutió sobre si su religiosidad contradice su afecto por el marxismo
Namgyal escribió: 
"El líder tibetano respondió que Marx no estaba en contra de la religión o la filosofía religiosa per se, sino en contra de las instituciones religiosas que se aliaron, en tiempos de Marx, con la clase Europea reinante.
"También compartió una anécdota interesante acerca de su experiencia con Mao Tse-tsun (ex líder de China). Él dijo que Mao sintió que la mente del Dalai Lama era muy lógica, implicando que la educación budista y su entrenamiento le ayudaron a aclarar su mente. Dijo que se reunió con Mao varias veces, una de ellas durante una reunión en Beijing, el líder chino lo llamó y anunció: '¡Tu mente es científica!', una evaluación seguida por la famosa frase, 'La religión es veneno'".
El Dalai Lama renunció formalmente a sus poderes políticos y administrativos en mayo, pero sigue siendo el líder espiritual de la comunidad tibetana en todo el mundo.
Namgyal encontró interesante el intercambio de tres horas entre los estudiantes chinos y el Dalai Lama. China, que se hizo cargo hace seis décadas del Tibet, acusa al Dalai Lama de ser un separatista. 
El diálogo, escribió Namgyal, le dio una oportunidad al Dalai Lama de mostrar una idea muy distinta de él, de lo que los estudiantes chinos habían escuchado de Beijing. Eso fue bueno para Namgyal porque, escribió, esos estudiantes podrían liderar China un día de estos.
*CNNMéxico

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