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Ser de esquerda é não aceitar as injustiças, sejam elas quais forem, como um fato natural. É não calar diante da violação dos Direitos Humanos, em qualquer país e em qualquer momento. É questionar determinadas leis – porque a Justiça, muitas vezes, não anda de mãos dadas com o Direito; e entre um e outro, o homem de esquerda escolhe a justiça.
É ser guiado por uma permanente capacidade de se estarrecer e, com ela e por causa dela, não se acomodar, não se vender, não se deixar manipular ou seduzir pelo poder. É escolher o caminho mais justo, mesmo que seja cansativo demais, arriscado demais, distante demais. O homem de esquerda acredita que a vida pode e deve ser melhor e é isso, no fundo, que o move. Porque o homem de esquerda sabe que não é culpa do destino ou da vontade divina que um bilhão de pessoas, segundo dados da ONU, passe fome no mundo.
É caminhar junto aos marginalizados; é repartir aquilo que se tem e até mesmo aquilo que falta, sem sacrifício e sem estardalhaço. À direita, cabe a tarefa de dar o que sobra, em forma de esmola e de assistencialismo, com barulho e holofotes. Ser de esquerda é reconhecer no outro sua própria humanidade, principalmente quando o outro for completamente diferente. Os homens e mulheres de esquerda sabem que o destino de uma pessoa não deveria ser determinado por causa da raça, do gênero ou da religião.
Ser de esquerda é não se deixar seduzir pelo consumismo; é entender, como ensinou Milton Santos, que a felicidade está ancorada nos bens infinitos. É mergulhar, com alegria e inteireza, na luta por um mundo melhor e neste mergulho não se deixar contaminar pela arrogância, pelo rancor ou pela vaidade. É manter a coerência entre a palavra e a ação. É alimentar as dúvidas, para não cair no poço escuro das respostas fáceis, das certezas cômodas e caducas. Porém, o homem de esquerda não faz da dúvida o álibi para a indiferença. Ele nunca é indiferente. Ser de esquerda é saber que este “mundo melhor e possível” não se fará de punhos cerrados nem com gritos de guerra, mas será construído no dia-a-dia, nas pequenas e grandes obras e que, muitas vezes, é preciso comprar batalhas longas e desgastantes. Ser de esquerda é, na batalha, não usar os métodos do inimigo.
Fernando Evangelista

terça-feira, agosto 27, 2013

Una flotilla de la Armada rusa llega a Venezuela




La marina de guerra de Rusia arribó en visita amistosa, encabezada por el crucero de misiles Moscú, a Venezuela, tras haber visitado los puertos de Nicaragua y Cuba.
El barco de misiles Moscú fue el primero en atracar en el puerto de Guaira, en el estado de Vargas, de un total de cuatro buques rusos que llegan a Venezuela. Según el jefe de la Marina venezolana, el almirante Jesús Ortega, la flotilla rusa participará en "actividades interoperativas, exposición de armamento y acercamiento de tropas", aseguró.

Este martes el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se reunió con los representantes de la flota naval rusa en el barco de misiles Moskva. Durante su visita al barco ruso el mandatario bolivariano Maduro dijo que su país continuará la tradición de las relaciones estrechas en varios ámbitos. "El comandante Chávez y el presidente Vladímir Putin lograron construir una alianza estratégica profunda entre Venezuela y Rusia", dijo Maduro.

Un grupo naval ruso permanecerá en Venezuela hasta el 29 de agosto, luego partirán rumbo a España y Portugal.

El crucero de misiles Moscú tiene 186 metros de eslora y una velocidad máxima de 30 nudos (60 km/h). El buque puede llevar a bordo misiles antiaéreos S-300. También puede disponer de armamento antiaéreo de autodefensa.

"Es necesario tener cada vez más poder moral, poder político, poder militar; no para ir a conquistar pueblos del mundo, es para que se nos respete el derecho a vivir, a ser, a estar en paz", advirtió el presidente Maduro. Cabe recordar que en septiembre de 2011 varios buques de guerra rusos encabezados por el crucero nuclear Piotr Veliki (Pedro el Grande) entraron en las aguas territoriales de Venezuela para participar en ejercicios navales conjuntos.
Una flotilla de la Armada rusa llega a Venezuela

La marina de guerra de Rusia arribó en visita amistosa, encabezada por el crucero de misiles Moscú, a Venezuela, tras haber visitado los puertos de Nicaragua y Cuba.
El barco de misiles Moscú fue el primero en atracar en el puerto de Guaira, en el estado de Vargas, de un total de cuatro buques rusos que llegan a Venezuela. Según el jefe de la Marina venezolana, el almirante Jesús Ortega, la flotilla rusa participará en "actividades interoperativas, exposición de armamento y acercamiento de tropas", aseguró.

Este martes el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, se reunió con los representantes de la flota naval rusa en el barco de misiles Moskva. Durante su visita al barco ruso el mandatario bolivariano Maduro dijo que su país continuará la tradición de las relaciones estrechas en varios ámbitos. "El comandante Chávez y el presidente Vladímir Putin lograron construir una alianza estratégica profunda entre Venezuela y Rusia", dijo Maduro.

Un grupo naval ruso permanecerá en Venezuela hasta el 29 de agosto, luego partirán rumbo a España y Portugal.

El crucero de misiles Moscú tiene 186 metros de eslora y una velocidad máxima de 30 nudos (60 km/h). El buque puede llevar a bordo misiles antiaéreos S-300. También puede disponer de armamento antiaéreo de autodefensa.

"Es necesario tener cada vez más poder moral, poder político, poder militar; no para ir a conquistar pueblos del mundo, es para que se nos respete el derecho a vivir, a ser, a estar en paz", advirtió el presidente Maduro. Cabe recordar que en septiembre de 2011 varios buques de guerra rusos encabezados por el crucero nuclear Piotr Veliki (Pedro el Grande) entraron en las aguas territoriales de Venezuela para participar en ejercicios navales conjuntos.*
Fundación para la Integración Caribeña y Latino Americana

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