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Ser de esquerda é não aceitar as injustiças, sejam elas quais forem, como um fato natural. É não calar diante da violação dos Direitos Humanos, em qualquer país e em qualquer momento. É questionar determinadas leis – porque a Justiça, muitas vezes, não anda de mãos dadas com o Direito; e entre um e outro, o homem de esquerda escolhe a justiça.
É ser guiado por uma permanente capacidade de se estarrecer e, com ela e por causa dela, não se acomodar, não se vender, não se deixar manipular ou seduzir pelo poder. É escolher o caminho mais justo, mesmo que seja cansativo demais, arriscado demais, distante demais. O homem de esquerda acredita que a vida pode e deve ser melhor e é isso, no fundo, que o move. Porque o homem de esquerda sabe que não é culpa do destino ou da vontade divina que um bilhão de pessoas, segundo dados da ONU, passe fome no mundo.
É caminhar junto aos marginalizados; é repartir aquilo que se tem e até mesmo aquilo que falta, sem sacrifício e sem estardalhaço. À direita, cabe a tarefa de dar o que sobra, em forma de esmola e de assistencialismo, com barulho e holofotes. Ser de esquerda é reconhecer no outro sua própria humanidade, principalmente quando o outro for completamente diferente. Os homens e mulheres de esquerda sabem que o destino de uma pessoa não deveria ser determinado por causa da raça, do gênero ou da religião.
Ser de esquerda é não se deixar seduzir pelo consumismo; é entender, como ensinou Milton Santos, que a felicidade está ancorada nos bens infinitos. É mergulhar, com alegria e inteireza, na luta por um mundo melhor e neste mergulho não se deixar contaminar pela arrogância, pelo rancor ou pela vaidade. É manter a coerência entre a palavra e a ação. É alimentar as dúvidas, para não cair no poço escuro das respostas fáceis, das certezas cômodas e caducas. Porém, o homem de esquerda não faz da dúvida o álibi para a indiferença. Ele nunca é indiferente. Ser de esquerda é saber que este “mundo melhor e possível” não se fará de punhos cerrados nem com gritos de guerra, mas será construído no dia-a-dia, nas pequenas e grandes obras e que, muitas vezes, é preciso comprar batalhas longas e desgastantes. Ser de esquerda é, na batalha, não usar os métodos do inimigo.
Fernando Evangelista

domingo, maio 13, 2012

Italia: Indignados protestan



Itália: Se disparan los suicidios en Italia por crisis económica

Fantasma de suicidios en el panorama político italiano
Se disparan los suicidios en Italia por crisis económica
Se disparan los suicidios en Italia por crisis económica
Los suicidios ligados a la crisis que como una epidemia diezman a Italia llegaron con su onda expansiva a las altas esferas de la política y provocaron un pronunciamiento del primer ministro, Mario Monti.
Al referirse a la canciller alemana, Ángela Merkel, el profesor tecnócrata aseguró que las consecuencias humanas del tsunami global tendrían que hacer reflexionar a quien ha llevado la economía al estado actual y no a quien está intentando sacarla.
Monti insistió en la necesidad de tener en cuenta el aumento del número de suicidios vinculados con la debacle de la economía por parte de los responsables de la situación y no de quienes mediante reformas y ajustes intentan salir de ella.
En momentos en que se exigen grandes sacrificios a la ciudadanía para sanear las cuentas públicas, el gobernante intervino en un congreso en Roma al que asistió el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.
Abiertamente, Monti abogó porque sus “interlocutores alemanes adopten una nueva actitud hacia las inversiones públicas para relanzar la capacidad productiva en Europa”.
Decreto salva-Italia
El llamado a la cordura ante la ola de autoexterminios relacionados con la crisis, contrasta con un paquete de medidas neoliberales presentado en fecha reciente, al que el propio Monti denominó “decreto salva-Italia”.
Prevé ese plan recortar 30 mil millones de euros del gasto público e invertir solo 10 mil para incentivar el crecimiento de la tercera economía de la Unión Europea.
Implica, asimismo, la reinstauración del impuesto sobre la vivienda que había anulado Silvio Berlusconi, incrementar la edad de jubilación hasta 66 años para los hombres y a 62 para las mujeres, y añadir dos puntos al impuesto sobre el valor agregado y llevarlo hasta el 23 por ciento.
Con el argumento de luchar contra la evasión fiscal, el pago en efectivo se reduce a mil euros, de acuerdo con las declaraciones de Monti ante la prensa.
Desde el punto de vista laboral, el proyecto afecta a casi el 9,3 por ciento de la población activa, equivalente a dos millones 354 mil personas que engrosan las filas del paro, de acuerdo con el Instituto de Estadísticas.
Los sindicatos precisaron que el costo de ese plan para cada familia de los 25 millones de italianos será de 625 euros, y advirtieron que batallarán con todas sus fuerzas para minimizar los perjuicios del ajuste neoliberal de Monti.
Es inadmisible, el gobierno no ha calculado el impacto social de estas medidas. Ha elaborado este plan únicamente sobre la base de principios académicos y teóricos, no ha previsto lo que implicará en la vida de los italianos, sostuvo Raffaele Bonanni, citado por Radio Radicale.
Un político deprimido
El reciente suicidio del consejero regional y municipal de Bolonia, Mauricio Cevenini, provocó que el ex primer ministro Máximo D’ Alema, del centro izquierdista Partido Democrático (PD), calificara la desgracia de su correligionario como una tragedia.
Tras lanzarse al vacío desde el edificio de la asamblea legislativa local, Cevenini, de 58 años de edad, pasó a engrosar la estadística de auto destrucciones que diariamente se amplía en Italia en medio de la crisis, según el diario Correo de Bolonia.
Varios de sus colaboradores testificaron que el exconsejero, al que se veía deprimido en los últimos tiempos, dejó varios mensajes escritos en los que invocaba ayuda para su familia.
Como la peste que diezmó a Florencia en los tiempos de Giovanni Bocaccio (Los cuentos del Decamerón, 1351), una epidemia de autoexterminios ligados a la crisis económica impone hoy el luto y la conmoción social en la península del sur europeo.
Una persona se suicida como promedio cada día en Italia debido a la crisis, de acuerdo con un reporte publicado recientemente por la organización Eures.
Son la falta de empleo y la carencia de perspectivas económicas las principales causas de esta lamentable decisión, enfatiza el documento titulado El suicidio en Italia en tiempos de la crisis.
Al caracterizar la personalidad de las víctimas estudiadas, Eures menciona entre los de mayor riesgo a los desempleados, los pequeños empresarios y los trabajadores por cuenta propia.
Los autores del informe precisaron que las personas bajo mayor riesgo son las de 45 a 64 años de edad, después que pierden el empleo o se sienten “asfixiados” por las deudas.
Si en el trienio precedente al inicio de la crisis los casos reportados fueron como promedio 270, en el 2009 se incrementaron hasta 357, y la tendencia creciente entre los desempleados se mantuvo en el 2010 con 362 nuevas muertes.
Las estadísticas muestran que en el 2010 se registraron 192 víctimas entre los trabajadores por cuenta propia (artesanos y comerciantes) y 144 entre empresarios y profesionales independientes, de los cuales el 90 por ciento pertenecían al sexo masculino.
En la investigación, los autores precisan en tres mil 48 el total de suicidios en Italia en el 2010, cifra que representa un crecimiento del 2,1 con respecto al 2009.
La tendencia continúa cuesta arriba, con la correspondiente reacción de los sindicatos, asociaciones empresariales y organizaciones no gubernamentales como las llamadas “viudas blancas”, quienes protestan públicamente para movilizar a la opinión pública.
A esos llamados se sumaron varias fuerzas políticas y el líder del PD, Pierluigi Versani, quien calificó la muerte de Cevenini como “un duro golpe” para el partido, según Correo de Bolonia.
Cual paliativo, en Asollo Montebelluna, la confederación de artesanos de la localidad creó un grupo de apoyo telefónico, que recibe llamadas de las potenciales víctimas durante las 24 horas.
En declaraciones al diario La República, el sociólogo Giuseppe Bettini declaró que la mayor parte de los suicidas son pequeños industriales para quienes la empresa es una extensión de la propia familia.
Muchos comenzaron como obreros para después independizarse y, a las preocupaciones económicas, añaden la vergüenza, porque ven en la quiebra de su negocio el fin del mundo para el núcleo familiar.
Respecto al caso del político Cevenini, el Correo de Bolonia recordaba la protesta que protagonizaron en esa ciudad hace apenas unos días cientos de familiares y allegados de víctimas de suicidios vinculados a la crisis económica.
Las autodenominadas “viudas blancas” decidieron hacer público de manera masiva su dolor en una manifestación para pedir al gobierno que actúe y detenga la ola de autoexterminios, que a diferencia de los tiempos de Bocaccio, no permite enclaustrarse para ponerse a buen recaudo.
(Con información de Prensa Latina)
*GilsonSampaio

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