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Ser de esquerda é não aceitar as injustiças, sejam elas quais forem, como um fato natural. É não calar diante da violação dos Direitos Humanos, em qualquer país e em qualquer momento. É questionar determinadas leis – porque a Justiça, muitas vezes, não anda de mãos dadas com o Direito; e entre um e outro, o homem de esquerda escolhe a justiça.
É ser guiado por uma permanente capacidade de se estarrecer e, com ela e por causa dela, não se acomodar, não se vender, não se deixar manipular ou seduzir pelo poder. É escolher o caminho mais justo, mesmo que seja cansativo demais, arriscado demais, distante demais. O homem de esquerda acredita que a vida pode e deve ser melhor e é isso, no fundo, que o move. Porque o homem de esquerda sabe que não é culpa do destino ou da vontade divina que um bilhão de pessoas, segundo dados da ONU, passe fome no mundo.
É caminhar junto aos marginalizados; é repartir aquilo que se tem e até mesmo aquilo que falta, sem sacrifício e sem estardalhaço. À direita, cabe a tarefa de dar o que sobra, em forma de esmola e de assistencialismo, com barulho e holofotes. Ser de esquerda é reconhecer no outro sua própria humanidade, principalmente quando o outro for completamente diferente. Os homens e mulheres de esquerda sabem que o destino de uma pessoa não deveria ser determinado por causa da raça, do gênero ou da religião.
Ser de esquerda é não se deixar seduzir pelo consumismo; é entender, como ensinou Milton Santos, que a felicidade está ancorada nos bens infinitos. É mergulhar, com alegria e inteireza, na luta por um mundo melhor e neste mergulho não se deixar contaminar pela arrogância, pelo rancor ou pela vaidade. É manter a coerência entre a palavra e a ação. É alimentar as dúvidas, para não cair no poço escuro das respostas fáceis, das certezas cômodas e caducas. Porém, o homem de esquerda não faz da dúvida o álibi para a indiferença. Ele nunca é indiferente. Ser de esquerda é saber que este “mundo melhor e possível” não se fará de punhos cerrados nem com gritos de guerra, mas será construído no dia-a-dia, nas pequenas e grandes obras e que, muitas vezes, é preciso comprar batalhas longas e desgastantes. Ser de esquerda é, na batalha, não usar os métodos do inimigo.
Fernando Evangelista

segunda-feira, abril 16, 2012

Espanha & rei foram caçar e caíram do cavalo

 

Não poderia haver uma metáfora melhor para esclarecer a situação atual da Espanha. Com os euros derramados pelos bancos europeus, os espanhóis foram às compras e o rei Juan foi à caça, literalmente. Anacrônica como a existência da famiglia real, a caça aos búfalos ou elefantes continua sendo um “esporte” para o real boquirroto. O mequetrefe caiu do cavalo e fraturou uma perna. A Espanha está mal das pernas. Eles se merecem.
Editorial:
‘Percance real’
Los viajes privados del Jefe del Estado deberían ser también comunicados de manera oficial
El Rey ya camina con muletas y descansa sin calmantesLos médicos resaltan que el Monarca puede mover ya la cadera operada hasta 90 grados
El Rey ha podido descansar sin necesidad de calmantes esta noche y ya camina con muletas. El hospital San José de Madrid, donde se encuentra ingresado, ha difundido este mediodía el segundo parte médico del estado del Jefe del Estado tras ser operado de una fractura de cadera con artrosis. "Su evolución ha sido muy positiva", reza el comunicado, "a primera hora de la mañana se le ha practicado la primera cura posoperatoria y ha continuado con las sesiones de protocolo de recuperación intensiva. Consisten en masaje de drenaje y movilizaciones activas y pasivas". El documento, firmado por el cirujano Ángel Villamor y el jefe del Servicio Médico de la Casa del Rey dice: "Esta mañana ha llegado con facilidad y sin dolor a una flexión [de la cadera operada] de 90 grados y ha caminado con total autonomía ayudándose de dos muletas"

Ell presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha sido la primera autoridad en visitar a don Juan Carlos. Ayer la Casa del Rey pidió que se evitara molestar al Rey. Solo el príncipe y la infanta Elena con su hija Victoria pudieron verle. Fuentes oficiales señalan que don Juan Carlos está con muy buen ánimo y deseando acelerar la recuperación.

Esta tarde está previsto con los príncipes de Asturias visiten al Rey acompañados de sus hijas las infantas Leonor y Sofía. También acudirá a la clínica la infanta Elena quien tiene que atender a su hijo Felipe, ingresado desde el lunes por un disparo de escope en el pie.

La reina llegará mañana por la mañana a Madrid en vuelo regular desde Grecia y se dirigirá directamente al hospital para conocer el estado de salud de don Juan Carlos. Ayer la infanta Elena aseguró que tanto la reina como la infanta Cristina está permanentemente en contacto para seguir la evolución del monarca.

Los médicos que han atendido a Don Juan Carlos tras el accidente que sufrió en la madrugada del jueves al viernes mientras participaba en una cacería de elefantes en Botsuana creen que en "uno o dos meses" el monarca ya estará haciendo su vida normal. Mientras, será su hijo, el Príncipe Felipe, quien asuma su agenda.

El Príncipe acudió a la clínica ayer a última hora y pudo ver al Rey: “Está muy bien, muy animado, con hambre y deseando enseguida levantarse y volver a la actividad”, explicó. Por la tarde también había recibido la visita de la infanta Elena, acompañada de su hija Victoria, tras presidir un acto por la mañana.

En la operación, que duró dos horas y cuarto, los cirujanos le colocaron al Rey una prótesis en la cadera. Para explicar la intervención, los médicos se ayudaron ayer de varios gráficos y de un modelo de la prótesis. La cirugía, dijo el doctor Ángel Villamor, ha servido tanto para resolver la fractura producida por la caída como para solucionar una artrosis en esa misma cadera que le provocaba molestias. "De ahí que la operación se haya alargado y hayamos aplicado una cirugía válida para solucionar ambos problemas", añadió.

"Con esa prótesis", continuó, "pretendemos no tener le que operar nunca más de esa cadera. La fractura tenía varios trazos, y suponía un estallido de la zona más alta del fémur. Hemos conseguido sustituir la articulación desgastada por una prótesis aprovechando que teníamos que sintetizar la fractura que se había producido. El resultado ha sido satisfactorio y tras la intervención Su Majestad ha pasado a la UCI. A las ocho horas ya ha subido a la habitación. Está sin dolores y prevemos que esta tarde haga la primera sesión de fisioterapia".

Respecto a los plazos de recuperación, Villamor calificó el caso de "especial" por asociarse las dos lesiones y las dos cirugías en una. "Esperamos que esté ingresado cuatro o cinco días. Normalmente, en uno o dos meses el paciente está haciendo actividad física normal, pero creemos que ya en una semana o 10 días podría estar haciendo labores de despacho". Preguntado si esa "actividad física normal" incluía sus aficiones, por ejemplo la caza, el doctor respondió: "Tenemos pacientes operados de cadera, un cuñado mío, que hace alta montaña con dos operaciones. Lo normal es que se olvide de sus caderas y pueda hacer su actividad normal. Además, las molestias que sufría las hemos subsanado. No debe tener ninguna limitación".

Los médicos han desvelado que el viaje de vuelta a Madrid se hizo con celeridad y sin problema alguno. De hecho, enfatizaron, "el Rey vino sentado normalmente en el avión, que no estaba medicalizado". "Teníamos un médico intensivista con su Majestad, peor no hubo que hacer nada especial", explicó Avelino Barros, jefe de los servicios médicos de la Casa del Rey.

El accidente fue en la madrugada del jueves al viernes, en la residencia en la que se encontraba en Botsuana, cuando se dirigía al cuarto de baño. En ese momento, el rey Juan Carlos sufrió un tropezón en un escalón que le provocó la caída y la fractura. Concretamente sufrió "una torsión de cadera derecha, que causó una rotura en la parte superiór del fémur". Este es el diagnóstico que ayer hizo público el doctor Villamor sobre el percance sufrido por el Rey cuando se encontraba participando en una cacería de elefantes.

Cuatro operaciones en menos de dos años, tres de ellas de traumatología, permiten calificar al Rey como reincidente en este tipo de daños. Villamor utilizó este hecho para enfatizar la fortaleza anímica de don Juan Carlos: "Desde el primer momento nos llamó la atención el espíritu de sacrificio con que toma las lesiones. Es similar a la fortaleza con la que los deportistas asumen esos problemas. Sí es casualidad que hayamos tenido tres cirugías seguidas en dos años, pero a nosotros casi nos preocupa más que le pudiera haber afectado al ánimo. Pero ha sido al revés. Él nos ha acabado animando a nosotros"
~ o ~

O ódio a Hugo Chávez deixou a mídia brasileira cega. Quando o boquirroto e anacrônico rei espanhol mandou Chávez calar a boca, os a$$oCIAdos do Instituto Millenium entraram e êxtase, como se a má educação de um chefe de Estado fosse uma forma de vida a ser compartilhada. Em plena crise espanhola, quando o número de desempregados é maior da história, o rei viaja a Bostuana para, vejam só, caçar elefantes. E o que faz a mídia nacional que o tornou herói? Esconde o fato como se não fosse informação. São os esmos que escondem o papel da Zara na exploração de trabalhadores e que se conluiam com Carlinhos Cachoeira para atacar Lula e Dilma, como fez Policarpo Junior e a Veja.

¿Y si no se hubiera caído?

El rey Juan Carlos ha perdido el contacto con la realidad. O al menos, eso parece. Solo una profunda desorientación y desconexión con la sociedad a la que debe servir, explicaría – y mal - que le parezca bien ir a cazar elefantes. El viaje es totalmente inadecuado, impropio e injustificado.
Inadecuado, porque España está en uno de los momentos más críticos de su reputación internacional. El viaje del monarca, para darse un capricho inoportuno, no contribuye a la imagen de moderación, esfuerzo y sacrificio que debemos dar en nuestra pelea reputacional con los mercados y las instituciones comunitarias.
Impropio, porque el monarca no puede, ni debe, ignorar que cazar elefantes por placer es obsceno y hiere, profundamente, millones de sensibilidades. Tiene todos los componentes para resultar despreciable. Además, la puesta en escena de una cacería preparada para el goce, alimenta todas las imágenes perversas de la opulencia y el poder.
Injustificado, porque no hay ninguna razón para hacer este viaje, a su edad, con sus condiciones físicas, para practicar la caza, y de elefantes. Ninguna explicación hace incomprensible tal cúmulo de errores imprudentes e innecesarios.
Pero la pregunta clave es: ¿Y si no se hubiera caído? Pues no lo sabríamos ya que la Casa Real no informa de las actividades privadas del rey. Es muy discutible que, en pleno siglo XXI, podamos considerar como privado un viaje de estas características, pero lo realmente alarmante es descubrir que nadie se lo impidió.
¿Cómo es posible que nadie viera el peligro físico, estético y ético de esta aventurilla? La Casa Real no está para satisfacer los caprichos de su inquilino, sino para servir al Jefe del Estado. Y actuar, siempre, en consecuencia con esta alta responsabilidad. Y ¿quién más lo sabía? ¿El Príncipe? ¿Nadie le desaconsejó tal despropósito? ¿En qué mundo viven?
La acumulación de errores de la monarquía en los últimos años es propia de una institución que ya no entiende su misión en la sociedad. Es difícil servir a una comunidad con la que ya no te identificas, no comprendes y no atiendes. La insensibilidad es el primer paso para la ruptura. No es que la sociedad española se aleje de la monarquía, es al revés. Además, cuando se pierde el pudor, como es el caso de esta cacería impúdica, ya no es posible la dignidad. Y el rubor no la restaura.
No Ficha Corrida
*comtextolivre

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