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Ser de esquerda é não aceitar as injustiças, sejam elas quais forem, como um fato natural. É não calar diante da violação dos Direitos Humanos, em qualquer país e em qualquer momento. É questionar determinadas leis – porque a Justiça, muitas vezes, não anda de mãos dadas com o Direito; e entre um e outro, o homem de esquerda escolhe a justiça.
É ser guiado por uma permanente capacidade de se estarrecer e, com ela e por causa dela, não se acomodar, não se vender, não se deixar manipular ou seduzir pelo poder. É escolher o caminho mais justo, mesmo que seja cansativo demais, arriscado demais, distante demais. O homem de esquerda acredita que a vida pode e deve ser melhor e é isso, no fundo, que o move. Porque o homem de esquerda sabe que não é culpa do destino ou da vontade divina que um bilhão de pessoas, segundo dados da ONU, passe fome no mundo.
É caminhar junto aos marginalizados; é repartir aquilo que se tem e até mesmo aquilo que falta, sem sacrifício e sem estardalhaço. À direita, cabe a tarefa de dar o que sobra, em forma de esmola e de assistencialismo, com barulho e holofotes. Ser de esquerda é reconhecer no outro sua própria humanidade, principalmente quando o outro for completamente diferente. Os homens e mulheres de esquerda sabem que o destino de uma pessoa não deveria ser determinado por causa da raça, do gênero ou da religião.
Ser de esquerda é não se deixar seduzir pelo consumismo; é entender, como ensinou Milton Santos, que a felicidade está ancorada nos bens infinitos. É mergulhar, com alegria e inteireza, na luta por um mundo melhor e neste mergulho não se deixar contaminar pela arrogância, pelo rancor ou pela vaidade. É manter a coerência entre a palavra e a ação. É alimentar as dúvidas, para não cair no poço escuro das respostas fáceis, das certezas cômodas e caducas. Porém, o homem de esquerda não faz da dúvida o álibi para a indiferença. Ele nunca é indiferente. Ser de esquerda é saber que este “mundo melhor e possível” não se fará de punhos cerrados nem com gritos de guerra, mas será construído no dia-a-dia, nas pequenas e grandes obras e que, muitas vezes, é preciso comprar batalhas longas e desgastantes. Ser de esquerda é, na batalha, não usar os métodos do inimigo.
Fernando Evangelista

quarta-feira, abril 11, 2012

Julian Assange: Hay que romper los monopolios mediáticos para que no puedan abusar de su posición dominante en el mercado

Julian Assange Wikileaks

Quito, abril 10 - Julian Assange, el fundador de Wikileaks –organización que filtró miles de cables diplomáticos de EE.UU. causando revuelo a nivel internacional- considera necesario que los medios se auto regulen para evitar abusos y distorsiones de la información.


En una entrevista exclusiva concedida a Orlando Pérez, Director del diario público El Telégrafo, Assange -quien está bajo arresto domiciliario en Inglaterra, a la espera de que se resuelva su recurso contra la extradición a Suecia-, se muestra partidario de romper los monopolios mediáticos para que éstos no puedan abusar de su posición dominante en el mercado, al ser consultado sobre la imposibilidad de aprobar en Ecuador una ley regulatoria de medios porque las empresas mediáticas lo consideran como censura.
“Los mercados deben regularse para mantenerse libres, de otra forma las grandes empresas se transforman en monopolios o duopolios. Esto pasa también con los medios. Cuando las corporaciones crecen demasiado tienen mucho poder en el mercado de las ideas, y tienen además la capacidad de abusar de dicho poder y distorsionar la información, información en la que la gente basa sus decisiones, en la que las personas confían”, responde.
Agrega que “es cierto que si no se tiene regulación de los medios para estos actores poderosos, el día de mañana podríamos observar a una corporación de bebidas pagando al periódico local más importante, por ejemplo El Comercio o El Universo, para que éste publique una nota diciendo que el producto de su competidor contiene cianuro”.
 
Sin embargo hace notar que, aún con regulación, si un medio es grande y poderoso, está en la capacidad de colocarse por encima de la ley, por medio de sus conexiones y contactos, o que bien abuse de la legislación para afectar a la competencia.
   
“Creo que el correcto acercamiento al tema es tener poca o ninguna regulación de los medios para individuos y pequeñas editoriales, y además romper los monopolios mediáticos y que éstos no puedan abusar de su posición dominante en el mercado”, subraya.
     
Assange sostiene que si no es políticamente viable romper con dichos monopolios, entonces su comportamiento debe ser regulado de una forma cuidadosa.
Expulsión de embajadora norteamericana
En la entrevista que publica este martes El Telégrafo, Assange también se refiere a la expulsión de la embajadora estadounidense en Quito, Heather Hodges, como consecuencia de la divulgación de un cable diplomático en el que comentaba que el Presidente Rafael Correa conocía sobre los presuntos actos de corrupción de un alto jefe policial.
“Antes de que Ecuador tomara la decisión (de expulsar a la embajadora americana) fueron expulsados diplomáticos de México y de Libia. De la evidencia contenida en los cables diplomáticos parece ser que estos funcionarios decían una cosa a sus contactos locales o con las personas con las que almorzaban y otra muy distinta cuando enviaban sus reportes a Washington”, concluye.

Por eso cree que no es una sorpresa que el gobierno de Ecuador perdiera la confianza en la Embajadora, por dichas circunstancias, aunque en lo personal difiere con la decisión de expulsarla porque estima que habría sido una mejor estrategia quedarse con “el diablo conocido”. 
El Telégrafo consulta a Assange sobre qué opinión, en general, le merecen los procesos de cambio que ocurren en gran parte de Latinoamérica en la última década y de Ecuador, en particular. 
“He observado la fortaleza que crece en términos de cohesión y cooperación Sur–Sur, democratización, y ahora el liderazgo latinoamericano es reconocido en la escena internacional. Sobre Ecuador, es un país que está implementando medidas para reducir la pobreza y la desigualdad y eso es positivo”, responde.
Terrorista

En otra parte de la entrevista, Assange expresa que en Estados Unidos se lo ha acusado de terrorista, espía de la Mossad, espía de la CIA, todo menos periodista, ya que saben que si lo nombran por lo que es está protegido por la Primera Enmienda.
No obstante, dice tener conocimiento de que EE.UU. tiene la intención expresa de extraditarlo a ese país. "WikiLeaks ha publicado que uno de los jefes de la compañía Stratfor, una compañía de inteligencia privada con sede en Austin, Texas, tenía información de una acusación sellada en enero de 2011. Además sabemos a través de entrevistas con asesores del Departamento de Estado, además de entrevistas con los embajadores de los Estados Unidos de América, en Australia y en el Reino Unido, que  Estados Unidos está negociando y haciendo cabildeo para que estos países accedan a mi extradición una vez se haya aclarado el caso sueco". 
En este contexto, manifiesta que no tiene fe en que Suecia lo proteja, ya que ha dejado atrás sus ideales para convertirse en un aliado férreo de los Estados Unidos, a espaldas incluso de su propia población.
Fonte: Aporrea.org

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